¿Cómo ayudar a un Alumno con ansiedad social?

El trastorno de ansiedad social (TAS), el miedo excesivo a ser juzgado y humillado, es un fenómeno tristemente común entre los estudiantes.

Mientras que alrededor del 6% de los niños se ven afectados por esta condición (Chavira, Stein, Bailey, & Stein, 2004Ruscio, Brown, Chiu, Sareen, Stein, & Kessler, 2008), las cifras aumentan rápidamente con el inicio de la pubertad, alcanzando el trastorno su pico alrededor de los 12 años (Kessler et al., 2005).

Un estudio de 2017 realizado por Mekuria y sus colegas descubrió que hasta el 27,5% de los estudiantes de escuelas regulares de 11º y 12º grado cumplían con los criterios de diagnóstico completos del TAS.

Aunque los casos en este estudio específico fueron particularmente altos y pueden variar entre países, se puede suponer que un aula de veinte adolescentes o adultos jóvenes incluye entre dos y cinco estudiantes con marcados temores sociales.

Social anxiety is very common in students. Teachers need to be aware of this in order to provide the right learning environment.

El trastorno de ansiedad social, también llamado fobia social, no se refiere al rasgo de personalidad de la introversión ni a los sentimientos de inseguridad que suelen experimentar la mayoría de los adolescentes.

Por el contrario, describen una condición de salud mental que debe ser tomada en serio y que requiere una atención especial.

Muchos padres subestiman la magnitud del dilema de sus hijos (Masia, Klein, Storch, & Corda, 2001). En contra de la creencia popular, la mayoría de los niños afectados no dejan de lado estas preocupaciones excesivas de forma natural.

No identificar el trastorno e intervenir a una edad temprana puede tener efectos perjudiciales para la salud mental de los alumnos.

Si no se trata, el TAS tiende a tener un curso crónico a lo largo de la vida (Yonkers, Dyck, & Keller, 2001Yonkers, Bruce, Dyck, & Keller, 2003) y a menudo conduce a otras condiciones de salud mental, como la depresión y el abuso de sustancias (Wittchen, 2000Sonntag, Wittchen, Höfler, Kessler, & Stein, 2000).

Esta completa guía está dirigida a los maestros y profesores de alumnos con ansiedad social.

Cubriremos importantes advertencias relacionadas con la ansiedad social en el ámbito académico y proporcionaremos estrategias útiles y prácticas para ayudar a los estudiantes afectados a prosperar y, potencialmente, a reducir sus miedos sociales en el camino.

La Ansiedad Social en Estudiantes: Una Introducción

La principal característica del trastorno de ansiedad social es la excesiva preocupación por ser evaluado negativamente, juzgado o rechazado en entornos sociales (American Psychiatric Association, 2013).

Como se puede imaginar, la adolescencia representa un capítulo especialmente difícil para las personas afectadas, dado que el reconocimiento, el respeto y la aceptación entre los compañeros desempeñan un papel crucial durante esta etapa de desarrollo.

El miedo a ser juzgado suele llevar a los adolescentes con TAS a ocultar su condición (Ryan & Masia Warner, 2012).

Esto, a su vez, tiende a aumentar su preocupación por ser descubierto y puede conducir a un círculo vicioso que se refuerza a sí mismo.

Como resultado, la fobia social suele provocar un importante deterioro funcional.

Entre las consecuencias más comunes a corto plazo se encuentran (Beidel, Turner, Morris, 1995Beidel, Turner, Morris, 1999Connolly & Bernstein, 2007):

  • un número menor de amistades y las que se tiene son menos satisfactorias,
  • evitación de las interacciones sociales (como iniciar conversaciones, participar en clubes o equipos deportivos),
  • abstenerse de participar en las actividades del aula (trabajo en grupo, responder a preguntas, etc.).

Como hemos mencionado antes, las consecuencias a largo plazo pueden ser perjudiciales, ya que las personas afectadas suelen desarrollar depresión, abuso de sustancias u otros trastornos mentales (Kessler, Stang, Wittchen, Stein, & Walters, 1999; Wittchen, 2000; Sonntag, Wittchen, Höfler, Kessler, & Stein, 2000).

También cabe destacar el gran número de intentos de suicidio en personas con TAS y depresión concurrentes (Wunderlich, Bronisch, & Wittchen, 1998).

Se ha demostrado que la ideación suicida es elevada en las personas con TAS, y las que sufren una depresión adicional muestran un riesgo muy superior de intentar acabar con su vida (Wunderlich, Bronisch y Wittchen, 1998).

Teniendo en cuenta esta información, cabe suponer que existen programas médicos establecidos que detectan el TAS durante la infancia y la adolescencia temprana.

Sin embargo, este trastorno se sigue pasando por alto, no se diagnostica y, por lo tanto, no se trata lo suficiente (Pöhlmann, Döbbel, Löffler, Israel, & Joraschky, 2009).

De hecho, menos del 20% de los adolescentes con trastornos de ansiedad reciben tratamiento profesional para su enfermedad (Merikangas et al., 2011).

La ansiedad social hace que muchos estudiantes abandonen los estudios prematuramente, no sigan una carrera académica y se queden por debajo de su potencial profesional a gran escala (Van Ameringen, Mancini, & Farvolden, 2003).

Dado que los estudiantes pasan la mayor parte de su tiempo en la escuela o la universidad, un entorno intrínsecamente social, estas instituciones representan un factor crucial en lo que respecta al desarrollo, el mantenimiento y la posible mejora del TAS de sus alumnos.

Al trabajar con estos chicos a diario, los educadores deben tener en cuenta la posible lucha que puedan estar atravesando sus alumnos y ser flexibles con su metodología, ajustándola a las particularidades de los estudiantes afectados.

Así, usted como profesor puede tener un impacto decisivo, no sólo en los logros académicos de sus alumnos, sino también en el desarrollo de sus habilidades sociales, su salud mental y su satisfacción vital en general.

Esto no quiere decir que usted, como profesor, deba asumir el papel de terapeuta de los alumnos.

Sin embargo, contar con herramientas y estrategias prácticas que le permitan ajustar el entorno de aprendizaje de forma que sus alumnos socialmente ansiosos puedan participar activamente y prosperar es de un valor incalculable.

Echemos un vistazo a la importancia de las escuelas, las universidades y los educadores en esta materia.

El Papel Crucial de las Instituciones Educativas y los Profesores

La naturaleza social inherente al TAS hace que el tratamiento en grupo sea una intervención ideal para las personas con fobia social.

Dado que los síntomas de inseguridad surgen en entornos naturales y cotidianos, los terapeutas suelen intentar recrear dichas situaciones sociales con sus pacientes.

Sin embargo, esto puede ser una tarea difícil en el contexto clínico, ya que los diagnósticos de los pacientes a menudo difieren y la programación entre los clientes a menudo resulta difícil (Ryan & Masia Warner, 2012).

Además, tales oportunidades sólo se aplican a aquellos que son identificados como enfermos de TAS y debidamente diagnosticados como tales.

Como hemos señalado anteriormente, la mayoría de los casos de estudiantes afectados siguen pasando desapercibidos (Kashdan & Herbert, 2001), lo que significa que rara vez reciben ayuda profesional (Essau, Conradt, & Petermann, 1999).

Dado que los colegios y las universidades suelen tener muchos estudiantes socialmente ansiosos y provocan inevitablemente situaciones que causan angustia social, las posibilidades de identificar a los individuos afectados en este entorno son bastante buenas.

Además, las escuelas y universidades proporcionan un entorno ideal para un enfoque de tratamiento del mundo real para la ansiedad social (Ryan y Masia Warner, 2012). Por ejemplo, los estudiantes pueden practicar escenarios comúnmente evitados, tales como:

  • participar en clase (haciendo o respondiendo preguntas, compartiendo su opinión, etc.)
  • interactuar con figuras de autoridad (maestros y profesores),
  • socializar con sus compañeros,
  • comer o beber en público,
  • hacer presentaciones,
  • leer en voz alta frente a grupos grandes, entre otras situaciones.

Los expertos creen que las intervenciones llevadas a cabo en entornos del mundo real pueden mejorar la eficacia del tratamiento y sus beneficios pueden trasladarse más fácilmente a otros ámbitos de la vida (Ryan y Masia-Warner, 2012).

Educar a los profesores sobre la fobia social, así como capacitarlos para que realicen remisiones de tratamiento fructíferas para sus estudiantes, puede conducir a un aumento muy necesario de las intervenciones exitosas.

Conozcamos algunos signos que podrían indicar que uno de sus alumnos puede sufrir ansiedad social.

¿Cómo Identificar la Ansiedad Social en Estudiantes?

Dada la naturaleza del trastorno, los estudiantes con ansiedad social suelen seguir las instrucciones y mantenerse en silencio durante la clase.

Debido a que no tienden a interrumpir, puede ser difícil detectar los signos de ansiedad social en el aula (Ryan y Masia Warner, 2012).

Esto, por supuesto, diferencia el TAS de los trastornos de conducta, que suelen ser evidentes de inmediato.

Como hemos mencionado antes, los estudiantes con fobia social comúnmente tratan de ocultar su inseguridad. Por lo tanto, es posible que se vea una cara feliz, que puede actuar como un disfraz de la experiencia interna de miedo e inseguridad.

Los siguientes fenómenos pueden considerarse los primeros indicadores de que un alumno puede experimentar ansiedad social:

  • El alumno está inusualmente callado y no participa activamente en las actividades del aula.
  • El alumno se queda casi siempre para sí mismo y no se relaciona con sus compañeros durante los descansos.
  • El alumno suele utilizar su smartphone mientras sus compañeros socializan.
  • El alumno permanece pasivo cuando se forman subgrupos.
  • El alumno evita el contacto visual directo o lo mantiene sólo durante breves momentos.
  • El alumno «desaparece» durante la clase, ya sea físicamente o evitando la participación.
  • Cuando el alumno habla durante la clase, las respuestas son lo más breves posible.
  • El alumno se irrita notablemente antes y durante las presentaciones (o situaciones de actuación similares).
  • El alumno muestra signos físicos de nerviosismo y ansiedad al ser el centro de atención (voz temblorosa, manos temblorosas, rubor facial, sudoración, falta de aliento, etc.).
  • El alumno tiene dificultades para concentrarse en la tarea cuando es observado (es marcadamente consciente de sí mismo).
  • El alumno abandona la clase para ir al baño cuando pueden surgir situaciones de rendimiento/observación («¿Quién va a leer su tarea a la clase?»)
  • Existe una fuerte discrepancia entre la no participación del alumno durante la clase y la calidad de sus trabajos escritos.

Tenga en cuenta que existe un subtipo de «sólo actuación», que se refiere a los individuos que sólo experimentan ansiedad social durante las situaciones de rendimiento.

Esto significa que algunos estudiantes pueden ser socialmente muy activos, pero se sienten abrumados y se paralizan cuando tienen que presentar algo al grupo.

Aunque esta torpeza social puede ser poco característica de estos estudiantes, es importante tomar en serio su repentina reacción de ansiedad.

Ahora que tiene una idea general de cómo puede manifestarse la ansiedad social en sus alumnos, veamos algunas estrategias prácticas que puede emplear para ayudarles a prosperar en clase.

Estrategias para Ayudar a los Estudiantes con Ansiedad Social

Las siguientes herramientas y estrategias son recomendaciones generales para los profesores que sospechan que uno o varios de sus alumnos padecen fobia social.

Tenga en cuenta que cada persona es diferente, lo que significa que debe vigilar de cerca los efectos que su metodología puede tener en cada individuo.

Además, recuerde que usted es el profesor del niño, no su terapeuta. Sus intervenciones deben estar en consonancia con su papel de educador.

Dicho esto, veamos algunos consejos útiles para trabajar con grupos de alumnos con ansiedad social.

(1) No infiera que el alumno está desinteresado en su clase.

Es natural suponer que quienes no participan en una conversación no están interesados en ella. Sin embargo, esto no es necesariamente así.

Las personas socialmente ansiosas suelen ser juzgadas como distantes, reservadas, arrogantes o desinteresadas. Sin embargo, en la mayoría de los casos, esto no podría estar más lejos de la realidad.

Si usted supone que uno de sus alumnos puede padecer ansiedad social, también puede suponer que participaría más activamente en clase si no se viera cohibido por sus temores sociales.

(2) Tenga cuidado con poner al alumno en un aprieto.

Muchas personas con fobia social temen ser el centro de atención. Recuerde que presentarse en clase es un gran paso para la mayoría de los estudiantes con TAS.

Tenga cuidado de a quién pone en el punto de mira. Mientras que algunos estudiantes pueden necesitar este tipo de estimulación, aquellos con ansiedad social pueden empezar a temer su clase y quedarse en casa como resultado.

En su lugar, busque formas en las que puedan elegir participar si se sienten preparados para la tarea.

(3) Facilite el debate de forma que el alumno pueda participar.

En cada grupo hay individuos que hablan mucho y otros que permanecen en silencio la mayor parte del tiempo.

Su tarea como profesor es dirigir los debates de forma que los alumnos más tímidos puedan participar activamente en el proceso.

A veces, los alumnos con TAS no están seguros de si deben o no hacer una pregunta o expresar su opinión. Entonces, uno de los extrovertidos aporta su granito de arena y el estudiante con ansiedad social decide quedarse callado, una vez más.

Asegúrate de ofrecer un espacio de participación a aquellos que suelen permanecer mudos, haciéndoles saber que su participación es valiosa y deseada.

(4) Haga al alumno preguntas sencillas que no requieran respuestas extensas.

Algunos alumnos con ansiedad social se benefician de que se les presione un poco. Si lo haces con cuidado, puedes aumentar la participación de los alumnos de forma espectacular.

Por ejemplo, preguntar al alumno preguntas sencillas de tipo «sí o no», o si está o no de acuerdo con una idea concreta, puede hacer que el proceso de hablar sea mucho más fácil.

Una de las razones principales es no sólo el ligero empujón que se le da al alumno, sino también el control que tiene sobre el alcance de su respuesta. Si se siente abrumado, puede simplemente dar una respuesta rápida.

Sin embargo, como hemos señalado antes, hay que tener cuidado con esta estrategia, ya que puede ser contraproducente en ciertos individuos.

(5) Recompense la participación con retroalimentación positiva.

Decir algo pero no recibir ninguna respuesta puede ser doloroso. Probablemente lo sabrá por experiencia propia.

Recuerde que los estudiantes socialmente ansiosos pueden tener dificultades para hablar. Cuando lo hagan, asegúrate de responder a sus ideas, demostrándoles que les ha escuchado y que le interesan sus opiniones.

Al utilizar estas pequeñas, pero poderosas recompensas verbales, se condiciona al alumno a repetir este comportamiento.

Es recomendable hacerlo aunque la participación sea muy breve o la respuesta del alumno sea errónea. Tenga en cuenta que lo que está reforzando no son las respuestas erróneas, sino la conducta de participación proactiva en el aula.

(6) Incorpore pausas frecuentes y activas.

El estrés y la ansiedad constante cobran un precio en el cuerpo y la mente.

Imagínese que está en alerta constante, pero que tiene que quedarse quieto, fingir que está bien y tener que concentrarse en lo que se dice, ya que puede ser llamado.

Así es básicamente la ansiedad social en el aula.

Integrar pausas frecuentes y activas en sus clases puede ayudar a reducir este estado interno de tensión y ansiedad en sus alumnos con TAS.

La atención plena o la respiración profunda también pueden ser beneficiosas. Sin embargo, algunas personas ansiosas pueden experimentar la llamada ansiedad inducida por la relajación, que describe un aumento de la tensión tras los intentos de relajarse.

Por lo tanto, hay que tener cuidado con este fenómeno.

(7) Divida la clase en subgrupos más pequeños para determinadas tareas.

Participar en grupos grandes suele ser intimidante para las personas con fobia social.

Sin embargo, reduzca el tamaño del grupo y podrá observar algunos cambios asombrosos en la forma en que un estudiante socialmente ansioso se involucra con la tarea y con sus compañeros.

Proporcionar a los alumnos afectados este entorno social diferenciado puede permitirles contribuir activamente a las tareas y aprovechar sus talentos peculiares.

Al hacer que los subgrupos asignen a una persona para que presente su trabajo al resto de la clase, se proporciona al alumno una oportunidad adicional de exposición.

Sin embargo, hay que asegurarse de que los niños afectados son los que deciden hacerlo y que no son obligados por el resto del grupo a exponer su trabajo.

(8) No permita que los alumnos formen subgrupos por sí mismos.

Al dividir la clase en varios grupos, no deje que los alumnos los formen ellos mismos.

Por miedo al rechazo, los alumnos con ansiedad social suelen permanecer pasivos cuando se forman los subgrupos.

Por lo tanto, lo más probable es que se les deje de lado en este proceso, lo que tiende a reforzar su fobia social.

En su lugar, asegúrese de elegir un sistema que mezcle a los alumnos y dé cabida a todos en el aula.

De este modo, los alumnos afectados entran en contacto con compañeros con los que quizá nunca se hayan relacionado y se sienten más incluidos.

(9) Aborde el tema directamente con el alumno en un entorno privado y seguro.

Acercarse al alumno y hablar de cómo le afecta su ansiedad social en el aula es una buena estrategia para muchos individuos.

Sin embargo, hay que tener cuidado, ya que muchas personas afectadas se avergüenzan mucho de su TAS y se sienten incómodas cuando los demás lo descubren.

Si percibes que puedes hablar con el alumno sobre ello, intenta hacerlo de forma que no le abrume.

Elija un entorno seguro, en el que no haya compañeros presentes, y sea cuidadoso y sensible a las reacciones del alumno cuando saque el tema.

Demuéstrele que se preocupa por su bienestar, sus logros académicos y su futuro, y hágale saber que tiene todo su apoyo.

Hable de su metodología y pregúntele cómo puede hacer que se sienta más cómodo durante la clase.

Hágale saber que no le pondrá en un aprieto ni creará situaciones incómodas a propósito.

Al mismo tiempo, asegúrese de que entiende que el entorno académico exige que se le vea y se le escuche y que el estudiante tendrá que esforzarse por su parte.

Comunique que está ahí para ayudar y que está abierto a discutir cualquier problema que pueda surgir.

(10) Discuta acuerdos especiales entre usted y el estudiante.

En algunos casos, puede ser útil llegar a ciertos acuerdos que pueden ayudar al alumno a sentirse más cómodo durante la clase y ayudarle a trabajar su ansiedad social.

Por ejemplo, puede prometer que no llamará al alumno si no levanta la mano. A cambio, el alumno se compromete a participar al menos una vez en cada clase.

También puede idear una señal que el alumno pueda utilizar cada vez que se sienta abrumado, de modo que usted pueda ajustar la situación para calmar su ansiedad.

Algunos alumnos se benefician de que se les permita salir del aula cada vez que se sientan abrumados. Estos descansos pueden encubrirse como salidas al baño.

Por último, asegúrese de idear una estrategia para proporcionar al alumno oportunidades recurrentes de exposición.

Discuta qué situaciones asustan más al alumno. Una vez identificadas, hágale saber que usted creará estas situaciones a pequeña escala.

Por ejemplo, un alumno que tenga miedo a leer en voz alta podría beneficiarse de que usted le ofrezca oportunidades de leer pequeñas partes de un texto. Asegúrese de que el alumno sabe que puede decidir por sí mismo hacerlo y que no se le obligará.

(11) Establezca normas y acuerdos, así como una señal de seguridad, con toda la clase.

Idealmente, en la primera clase de un nuevo curso o semestre, pregunte a los alumnos si pueden imaginar algún posible comportamiento de sus compañeros que impida que se sientan seguros en el grupo.

Pregúnteles por sus valores y por lo que les hace sentirse a gusto en los entornos grupales.

De este modo, los alumnos pueden idear pautas y normas de comportamiento que garanticen un entorno de aprendizaje seguro para todos. Una política de no acoso debería formar parte de esto.

Asegúrese de que los alumnos están de acuerdo en no discriminar a los demás y en respetar sus diferencias.

El grupo puede idear una señal que indique que alguien considera que se han infringido las normas y que puede aplicarse en cualquier momento.

De este modo, los alumnos con ansiedad social se sentirán mucho más seguros. No sólo por los acuerdos establecidos, sino también porque es probable que vean que sus compañeros tienen sus propias inseguridades.

(12) Utilice actividades en las que los alumnos compartan vulnerabilidades.

De forma similar, puede incorporar actividades en el aula que animen a los alumnos a compartir sus puntos débiles, como sus miedos o cosas que no suelen compartir con los demás.

Este tipo de actividad no es adecuada para todos los grupos, ya que los acosadores pueden utilizar la información revelada por sus compañeros en su contra.

Sin embargo, si se han establecido normas de conducta y una política de no discriminación, los alumnos pueden beneficiarse mucho de este tipo de actividades.

Para los jóvenes, puede ser increíblemente aliviador darse cuenta de que sus compañeros luchan con inseguridades similares a las suyas.

Para los estudiantes con ansiedad social, esto puede ser una experiencia poderosa, que puede aliviar su angustia en el grupo.

(13) Promueva la exposición gradual.

Ya hemos mencionado la importancia de la exposición. El tratamiento profesional para el trastorno de ansiedad social suele englobar que el paciente se enfrente a las situaciones sociales temidas de un modo u otro.

A pesar de estar de acuerdo en que hay que ir con cuidado con el alumno, es importante que alguna forma de exposición forme parte de las actividades del aula.

Es decir, el alumno tiene que entender que enfrentarse gradualmente a sus miedos es una herramienta poderosa para disminuir su ansiedad y avanzar.

Motive al alumno para que se tire al agua fría de forma rutinaria. Tiene que entender que para recibir el beneficio de los acuerdos especiales de su parte, tiene que poner valor y esfuerzo desde su lado.

La exposición frecuente y gradual a las situaciones sociales temidas es la forma más poderosa de reducir la ansiedad social para la mayoría de los individuos afectados.

(14) Remita al estudiante a un consejero escolar.

Si percibe que la ansiedad social del alumno le supera, remítalo al consejero escolar o universitario.

La fobia social es una enfermedad mental que suele requerir ayuda profesional. Un buen consejero escolar remitirá al alumno a un psicoterapeuta o a un centro de tratamiento adecuado.

Aunque al principio puede ser difícil de digerir para el estudiante, lo más probable es que le esté eternamente agradecido por su orientación.

(15) Discuta y trabaje el problema con los padres del estudiante.

Un problema común entre los jóvenes con trastorno de ansiedad social es que mantienen su condición oculta a sus padres o que éstos no se dan cuenta del alcance del problema de su hijo.

Ambas situaciones pueden tener efectos perjudiciales para la salud mental del estudiante.

Si ha conseguido establecer una conexión con el alumno y puede hablar abiertamente de su TAS, pregúntele si sus padres saben de su fobia social e identifique su posición al respecto.

Si el alumno no se lo ha contado, puede animarle a hacerlo. Ofrezca al alumno su apoyo en este asunto.

Si los padres consideran la ansiedad social de su hijo como algo insignificante o como una fase que pasará por sí misma, ofrézcale al alumno organizar una reunión entre usted y sus padres para hablar de la gravedad del problema.

A dicha reunión, puede ser conveniente invitar también a un consejero escolar.

Esperamos que esta guía le sea de ayuda y que pueda ofrecer a sus alumnos el apoyo que necesitan.

Si tiene más preguntas, deje sus comentarios a continuación. Intentaremos responderle lo antes posible.

Para obtener más información sobre la ansiedad social y las opciones de tratamiento disponibles, diríjase a nuestra guía de tratamiento completa y recorra nuestro sitio web.

Nos esforzamos por ofrecer un recurso completo con este sitio web; ¡gracias por difundirlo!

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Acerca del autor: Martin Stork

Martín es psicólogo profesional con antecedentes en fisioterapia. Ha organizado y dirigido varios grupos de apoyo para personas con ansiedad social en Washington, DC y Buenos Aires, Argentina. Es el fundador de Conquer Social Anxiety Ltd, donde trabaja como escritor, terapeuta y director. Puedes hacer clic aquí para saber más sobre Martin.

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